21/11/11

'La Fabrique de Lunettes' en París vestida de Piet Mondrian


    Los amantes de las gafas tienen un nuevo santuario en Le Marais, el barrio más trendy de París. Haciendo un guiño a la estética pop, el estudio de arquitectura de Marc Ifrah ha convertido lo que hasta ahora era un viejo banco, en una glamurosa óptica al más puro estilo años 50. En La Fabrique de Lunettes los clientes no sólo se pueden adquirir o alquilar las monturas de los mejores diseñadores -Marc Jacobs, Andy Wolf, Tom Ford, Chloé, Emmanuelle Khanh, Prada…-, también pueden dar una segunda vida a sus antiguas gafas gracias al taller-laboratorio que hay en la trastienda.



    La tienda ocupa la planta baja de un edificio de estilo Haussmann, muy típico de la zona. La fachada llama la atención sobremanera, pues está recubierta de azulejos que imitan la piel de cocodrilo de la colección Ma Touche, de Rex Ceramiche. Una elección arriesgada teniendo en cuenta que ,Le Marais, es uno de los barrios más tradiciones de París y que el departamento de arquitectura del Ayuntamiento no estaba del todo conforme. Al final, por suerte, venció el buen gusto.

    La óptica se presenta en un espacio diáfano estructurado en varias habitaciones, como si fuese un apartamento: hay una sala de espera, una sala de estar, un laboratorio y un cuarto de recreo para los niños, para que los padres puedan probarse todas las monturas que deseen sin preocuparse por los enanos. El ambiente es de lo más relajado y acogedor.




    Los expositores se inspiran en las obras del pintor vanguardista Piet Mondrian. Mientras el fondo del expositor es blanco para resaltar las monturas expuestas, la estética pop de los armarios inferiores, con caprichosas formas cuadradas y rectangulares en rojo, amarillo y azul, le dan personalidad.




    En la parte superior, inclinados, se hallan los espejos. En ellos se reflejan las marcas de los diseñadores de las monturas, creando un efecto muy curioso.


    La Fabrique de Lunettes goza de una perspectiva extraordinaria gracias, en parte, a los azulejos de Royal Mosa que visten los suelos y los mostradores con una peculiar pata de gallo. Las paredes están pintadas de colores pastel, azules, blancos y amarillos, mientras que los marcos de las puertas están perfilados en negro.




    Todo el mobiliario de la tienda, las sillas, las mesas, los sofás y accesorios como la caja registradora o las tablas optométricas para medir la agudeza visual son piezas auténticas de los años 50, conseguidas en los mercados de segunda mano parisinos.


    El taller-laboratorio, donde aparte de graduar gafas y reparar cristales rotos se rediseñan modelos antiguos y se aprovechan monturas de sol para reconvertirlas en gafas correctoras, está detrás de una enorme cristalera. Y si uno tiene un capricho, puede mandar a fabricar unas gafas a medida a su gusto. De ahí su nombre.

La Fabrique de Lunettes
11, Boulevard du Temple
París
lafabriquedelunettes.fr

14/11/11

Especial sobre Estilo Nórdico : Vestíbulo

    
     Aunque la casa nórdica actual no suele estar muy dividida, en este especial vamos a separarla por espacios para poder examinarlos con todo detalle, comenzando hoy por el hall o vestíbulo

     Sin duda, el clima y los recursos del entorno son dos de los factores que más influyen en la creación de lo que, aderezado después con diferentes aportaciones estéticas, podríamos denominar estilo. Ya hemos visto cómo la madera de los abundantes bosques escandinavos, y la utilización de colores claros para multiplicar la escasa luz son constantes en el estilo nórdico, que se caracteriza además por su sencillez y, sobre todo, por su funcionalidad.  


    Así la importancia del hall en una casa nórdica es clave, fundamentalmente por su función práctica, despojarse de la ropa y el calzado con que sus habitantes se protegen de las inclemencias del tiempo. De este modo, comprendemos que no sólo es un sitio de transición que da paso al resto de la casa, nos detenemos en él, tiene entidad por sí mismo. 

    De acuerdo con esta función, encontramos en el vestíbulo nórdico elementos absolutamente imprescindibles como armarios, percheros y zapateros, que junto con los tradicionales, lámparas, alfombras y espejos, conforman el mobiliario indispensable para este espacio.



    A diferencia del pudor que muestran los hogares españoles en este aspecto, los zapateros y los percheros de los vestíbulos nórdicos son abiertos, algo que parece tener una explicación sencilla: así es más fácil que botas y abrigos se aireen y se sequen rápidamente. No sólo no se avergüerzan de mostrarlos, como nosotros, sino que además los potencian estéticamente con detalles decorativos, como papel pintado e iluminación específica que cumple además una función práctica. 

    No obstante, cuando el espacio lo permite, vemos que percheros y zapateros abiertos van acompañados de armarios cerrados, que aumentan la capacidad de almacenaje y permiten guardar a buen recaudo el calzado y la ropa ya seca. 


    La utilización de un banco zapatero, o una cómoda baja que cumpla estas funciones, es muy habitual. Cuando no la encontramos advertimos que un asiento singular, donde poder descalzarse cómodamente, cumple sus funciones. La alfombra a sus pies, cercana a la puerta, son también tradicionales.
  

    Un espejo en el que contemplarse al entrar o poder echarse un último vistazo al salir es nuestro último elemento imprescindible. Lo encontramos en diferentes posiciones, con mayor o menor protagonismo, más pequeño sobre la cómoda o más grande en la pared, pero siempre cumpliendo su función.

    Hasta aquí el recorrido de hoy, por el primer ambiente de una casa nórdica, el vestíbulo. En los próximos días iré sumando nuevos espacios y dando a conocer más detalles y curiosidades dentro de este Especial sobre Estilo Nórdico.

3/11/11

Muestra de cómo aprovechar 67 m2


     El estudió catalán Crea Projects ha transformado una vivienda de 67 m2, situada en una planta baja del Barri de Gràcia (Barcelona), en un espacio amplio y acogedor gracias a la creación de un núcleo baño-cama.



      ¿En qué consiste eso del núcleo baño-cama? Pues en crear una estructura metálica encima del baño formando un altillo, el cual soporta la cama/habitación. Un 2×1 que ahorra espacio para el resto de piezas de la vivienda, las cuales giran a su alrededor.

      Esta idea se ha podido lleva a cabo gracias a que, al estar la casa en una planta baja, se han podido rebajar los suelos para lograr una mayor altura y conseguir así que el altillo cupiese sin afectar al techo del baño.


     Y otra ventaja: el núcleo crea un pasillo que conecta el acceso a la vivienda con el resto de la casa, el cual no sólo actúa como espacio de transición sino que encima permite aislar los ruidos de la calle y aprovechar la luz que entra por la misma (y que se cruza con la que entra por la terraza, de 16 m2, situada en el otro extremo).

     El espacio que queda en la entrada, a modo de recibidor, sirve, por ejemplo, para guardar las bicicletas.




     En la otra parte del pasillo queda la cocina, abierta al comedor y a un amplio y luminoso salón.


     La casa respira un ambiente acogedor a pesar del aire industrial de los apeos y los conductos a la vista (de acero galvanizado) fruto de una intervención anterior y que el estudio ha respetado.


     Buena parte de este ambiente se debe a la textura de los materiales utilizados. El parquet laminado de lama ancha y roble viejo para el suelo, la madera de las vigas o el ladrillo visto pintado al plástico de varias de las paredes.


      Los colores utilizados también aportan calidez a la casa: el uso del blanco para la encimera de la cocina, gran parte del mobiliario y las alfombras; la madera en tonos claros…

      Tan sólo unos golpes de naranja aquí y allá rompen la tendencia.



      El baño, escondido detrás del núcleo, es el único lugar de la casa que se ha permitido la licencia de unos tonos más oscuros a través del gres porcelánico 30×60 en color antracita.
 
      La cerámica del baño es blanco brillante 10×40 biselada.

24/10/11

Showroom-vivienda Cocage, de Suppose Design Office

 
     El prestigioso estudio de arquitectura japonés Suppose Design Office ha diseñado este showroom-vivienda para la compañía de construcción Fukuya Constraction Co, Ltd. Algo así como un “piso piloto” al que han bautizado con el sugerente nombre de Cocage. En el espacio, se ha querido potenciar la relación entre la arquitectura y elementos como la luz, el aire, el agua o la sombra.
 

     “Todos estos elementos no son nuevos, pero todos ellos interactúan con la arquitectura. Cuando uno tiene calor se resguarda bajo la sombra o se acerca al agua para refrescarse, o disfruta de un poco de brisa… esto no deja de ser algo cotidiano, intuitivo. Replanteando el uso de la arquitectura, ¿por qué no añadirle estos valores?”, explica el estudio.


 

     Situado en Kochi-shi, Kochi (Japón), el showroom de dos plantas y volumen triangular establece un diálogo directo con los elementos naturales. En este sentido, se ha optado por un gran techo a dos aguas que cubre la totalidad del exterior de la vivienda y que gracias a la apertura de las lamas crea una sombra de grandes dimensiones en el interior. El edificio, además, se rodea de varios estanques de agua con los que disfrutar de una agradable sensación de frescor.




     Con un diseño sencillo, el interior tiene forma de “H” con dos terrazas a ambos extremos del triángulo. En la zona central se han dispuesto la cocina, el comedor y una zona de estar que se benefician de una ventilación cruzada. Además, también hay dos dormitorios y una sala de tatami.


     El piso superior y se distribuye en un espacio completamente abierto. Definido por las vigas estructurales, unas estanterías horizontales hacen las veces de mostradores. Una gran apertura en el centro ofrece una amplia visión del espacio inferior.


     El estudio ha tratado con este diseño de aprovechar al máximo las condiciones naturales que permiten mejorar nuestra calidad de vida de una forma sencilla y sostenible.

8/9/11

Nuevo restaurante PHANTOM en la Ópera Garnier de París


     La Ópera Garnier de París ha inaugurado recientemente en su interior el restaurante Phantom, diseñado por el despacho de arquitectura de Odile Decq. El restaurante se sitúa en la fachada Este, por donde entraban los carruajes tirados por caballos en los inicios de la Ópera Garnier hace 140 años.



      Como si se tratara del mismísimo fantasma de la ópera, que pasea sigiloso por el edificio, una gran nube blanca flota por encima de la zona de comensales en los 90 m2 que ocupa la sala.




     Crear un nuevo espacio en un edificio histórico tiene sus restricciones, por lo que el proyecto debía conservar intacta la estructura existente de paredes, pilares y techo sin dejar de afirmar su carácter más contemporáneo.






     La bóveda existente se puede ver desde la planta baja, mientras que aparece muy cercana a los comensales en el nivel superior. Junto a los arcos de piedra del techo, la simetría de la cúpula ya no es evidente, los puntos de referencia cambian y la percepción sensorial del espacio se altera. El interior de la nube, de color rojo intenso, se convierte en un espacio íntimo y privado.
 
     Esa intensidad desciende en forma de alfombra por la escalera principal, de manera espectacular, extendiéndose hacia el centro del piso de abajo, de color negro.



     La fachada del restaurante tiene ventanales de vidrio ondulado que se deslizan entre uno y otro pilar. Sin ninguna estructura de soporte aparentemente visible, el cristal se sostiene por una tira de acero que imita las ondulaciones del material transparente. La banda de acero se fija en las cornisas superiores de las columnas, a 6 metros del suelo, gracias a unas varillas de conexión, dando la impresión de que se suspende por arte de magia.


Fotografías de Roland Halbe, cortesía del estudio de arquitectura www.odbc-paris.com.